El territorio El Soplao se localiza entre los municipios de Herrerías, Valdáliga y Rionansa, en lo alto de la Sierra de Arnero, a una altitud de 540 m. El entorno constituye un enclave con espléndidas y profundas vistas sobre la Sierra de Peña Sagra, Los Picos de Europa, el valle del río Nansa y el Mar Cantábrico.
La Cueva está situada a 60 km de Torrelavega y a 83 km de Santander, cerca de lugares con encanto como son San Vicente de la Barquera, Comillas, Santillana del Mar, el Desfiladero de la Hermida o Cabuérniga.
La visita minera se ubica en la Plaza del Monte, según plano adjunto.
No hay que llegar al complejo de El Soplao.
El acceso se realiza desde la Autovía A-8 Santander-Oviedo, salida 269 (Los Tánagos-Pesués-Puente Nansa).
Antes de llegar al núcleo urbano de Pesués, tomar la desviación a Puente Nansa hasta alcanzar el pueblo de Rábago. A partir de aquí, seguir la carretera hasta El Soplao.
También se puede dejar la autovía A-8 en la salida 258 (Lamadrid, Roiz, Caviedes). Pasar por Las Cuevas y La Florida. Este itinerario no es posible para autocares.
El acceso a la Plaza del Monte (visita minera) se hace tomando la carretera que parte desde La Florida a la Plaza del Monte.
Los todoterrenos también pueden acceder por las pistas forestales de Celis-Rionansa y de La Florida-Labarces.
4º 24’ 42” W
43º 17’ 45” N
4º 23’ 42” W
43º 18’ 03” N
La comarca de Saja-Nansa, dentro del destino CANTABRIA INFINITA, ha sido recientemente convertida en "Ecomuseo", es decir, que será conservada en toda su pureza por su valor ecológico. Situada entre la costa y las sierras Escudo de Cabuérniga, Barcena Mayor, Cordel y Peña Sagra, incluye los espacios protegidos del Parque Natural de Oyambre y la Reserva Nacional del Saja. Predominan la tranquilidad garantizada y una naturaleza exuberante. El paisaje está dominado por la sinuosidad de los pliegues y los relieves escarpados. Comprende los valles del Nansa y Cabuérniga, y es una zona con personalidad propia dentro de la región.
Se caracteriza por la intensa interrelación entre los ambientes marinero y ganadero. Por las rías de Tinamayor, Tinamenor y San Vicente, el mar penetra en la tierra, enriqueciendo el paisaje y las costumbres. Es la parte más conservada de la costa de Cantabria, contando con un importante espacio natural protegido como es el Parque de Oyambre.
Se conservan también algunas de las tradiciones más fuertemente arraigadas a la tierra, como el deporte del tiro con bueyes, y a la mar, como la procesión marinera de La Folía. Es un paraíso para el turismo ecológico, rural y activo, con un importante patrimonio histórico-artístico.
Hay grandes extensiones de bosque de roble, haya y abedul, que proporcionan, en los meses de primavera, verano y sobre todo del otoño, coloridos sorprendentes.
En cuanto a la fauna, abundan el ciervo, el corzo, el jabalí y el zorro, y en las zonas más remotas y solitarias, es frecuente la presencia del lobo, y ocasionalmente, del oso. Entre las aves están el buitre, el urogallo y el águila real, aunque son más fáciles de ver el cernícalo y el milano. En el otoño se produce la "berrea" de los venados, época en la que se puede escuchar la llamada de celo de los machos de esta especie; y la "pasá", cuando se reúnen los rebaños de vacas tudancas -especie autóctona de la zona- en su regreso de los pastos altos.
Las extensiones de praderías donde pasta el ganado lechero se extienden hasta las mismísimas playas, algunas de las más extensas, solitarias y bellas de todo el cantábrico, como las de Merón, Jerra u Oyambre. Ni siquiera en los meses de julio y agosto estas playas llegan a abarrotarse de gente, pero acertar con los primeros días de la temporada playera, en mayo y junio, supone disfrutar de ellas casi en solitario.
El Parque Natural de Oyambre contiene diversos ecosistemas, desde las dunas de la playa de Oyambre, hasta la reserva forestal del Monte Corona, pasando por la ría de La Rabia, refugio de aves acuáticas.